Érase una vez un jardín que necesitaba protección del exceso de plomo que había en esa ciudad, los dueños del jardín al ver que se marchitaban las hojas de todo lo que pusieron, acudierona a la ayuda de la bruja del pueblo; Adelita les recomendó contratar una rana, que a cambio de grillitos cantores protegería al jardín del exceso de plomo que acechaba al jardín. Nunca más se volvió a secar hoja alguna.
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